miércoles, 24 de agosto de 2016

EL AMOR AL PRÓJIMO

Después de hablar del amor de Dios, el mandamiento más grande es el amor al prójimo. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22: 37-4,
El amor al prójimo se deriva necesariamente del amor de Dios, y no puede haber verdadero amor de Dios sin ella, a la hora de la verdad la religión se convierte en realidad cuando uno dice que ama a Dios y ama su prójimo. Si alguno dice: “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y nosotros tenemos este mandamiento de él:
El que ama a Dios, ame también a su hermano (I Juan 2: 9-11, 4: 20-21). Quién es tu prójimo, es todo aquel que está alrededor de ti. No importa su condición social, si es pobre o rico siempre hay una persona que necesita ser amado.
El amor genuino al prójimo se expresa en los hechos, y no solo con palabras. Se expresa a través de lo que uno realmente hace en la propia vida.
Se manifiesta en la preocupación por los demás a través del habla con amabilidad y generosidad con las posesiones materiales dadas por Dios.
El amor al prójimo nos hará los verdaderos seres espirituales que desea Dios. Debemos mostrar el amor al prójimo para que la violencia no merme nuestra sana manera de vivir.

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EL PODER DE LA ORACIÓN DE UNA MADRE



Recuerdo ver a mi mamá de rodillas junto a la cama orando en voz alta por cada uno de sus hijos y sus nietos. Ese recuerdo está por siempre grabado en mi memoria y nunca olvidaré la fuerte presencia de Dios que sentía a través de su intercesión. Me quedé con un sentimiento de temor reverente y de confianza de que no importa lo que nos sucediera, Dios honraría sus oraciones por nosotros. 

Mi mamá está en la gloria ahora y es un consuelo saber que el Señor continúa honrando esas oraciones. Me anima a seguir orando por mis hijos y nietos no importa lo incierto que sean sus futuros o lo que estén enfrentando ahora mismo.

Estoy segura que hay momentos amargos para cada una de nosotras los que nuestros padres han ido a morar con el Señor. Los recordamos. Los extrañamos. Ahora nos damos cuenta de lo sabio que eran.  Nuestra esperanza en el Señor es que los veremos de nuevo y disfrutaremos juntos de su presencia.

A excepción de Eva, la madre de todos los vivos, todos hemos sido bendecidos con nuestras madres. Nuestras madres nos ayudaron a ser quien somos hoy en día, para bien o para mal. Aprendimos de su ejemplo y sus errores. Cuando tuvimos hijos nos dimos cuenta del reto que enfrentaron para criarnos.

Algunas de nosotras tuvimos el privilegio de contar con la ayuda de nuestras madres para criar a nuestros hijos.  Ellas traen la sabiduría de la experiencia y ofrecen su tiempo, amor y energía a la tarea. ¡Qué bendición es tener una abuela amorosa que derrama su amor incondicional sobre nuestros hijos!   

Aun con todo eso, el Espíritu Santo es nuestro mejor asesor, maestro y consejero. Él sabe lo que es mejor para cada niño y nos puede dar las ideas para saber lo que cada uno necesita y cómo orar su voluntad con relación a cada uno. Dios escucha las oraciones de las madres.

Estoy agradecida por su instrucción y "entrenamiento" durante los años que forcejé para criar a un hijo autista en una burbuja ministerial llena de feligreses dando "expertos" consejos con relación a asuntos de los cuales no sabían nada. Sin el Señor, no lo hubiésemos logrado. Una y otra vez, Él me amonestó a confiarle nuestro hijo.


Esa no fue una tarea fácil. Como quien dice lo colocábamos en el altar y rápido lo sacábamos y nos cargábamos de preocupación, para luego colocarlo nuevamente en el altar. Entonces llamamos al Señor para pedirle ayuda y tomamos un día a la vez para hacer lo que nos indicara. ¡Los resultados fueron milagrosos! Hoy en día es un hombre que ama y sirve al Señor, está trabajando y está activo en el grupo de varones de la iglesia. Sin duda que Dios es digno de nuestra confianza.

Seguramente que sabe lo que es mejor para nosotros y nuestros hijos. Podemos confiar completamente en Él. A veces nos preocupamos porque no vemos a nuestros hijos yendo por el rumbo que pensamos que es mejor para ellos. Aun así tenemos la promesa de que si los instruimos en el camino que deben seguir, cuando sean mayores no se apartarán de él (vea Pr 22:6). Aunque quizás se aparten mientras tratan de encontrar su rumbo en la vida, regresarán a lo que se les inculcó (lea 2 Tim). Es una promesa.

Quizás usted es una madre soltera que lucha con criar a sus hijos y trabaja a tiempo completo. Se siente agotada y abrumada. Se pregunta cómo logrará vivir otro día más. Cobre ánimo. No está sola. El Espíritu Santo le proveerá y mostrará los pasos a dar. Nuestro Padre escucha las oraciones de las madres. Confíe en Él.

Si Dios la ha bendecido con un niño que requiere atención especial, sepa que Dios le ha dado un tesoro. Puede que en ocasiones no se sienta así. Quizás se sienta que es la única que está cargando la responsabilidad con relación a su hijo, su esposo, sus otros hijos y su hogar. Si también trabaja fuera de la casa  es como estar haciendo malabarismos. No obstante, su gracia le permitirá hacer todo lo que Él le requiere. Aprenderá el significado del amor incondicional y disfrutará una profunda comunión con Él. Su amor y gracia están disponibles y son gratuitas.

Quizás sus hijos ya son adultos y su mamá está en edad avanzada por lo que necesita atención. Se cambiaron los papeles y ahora usted es quien cuida y ella es la que necesita su ayuda. Es difícil para ella hacer la transición de total independencia a necesitar cuidado y provisión. ¿Lucha con las exigencias de su propia familia y sus necesidades? Bueno, no está sola. Honrar a su mamá en esta etapa requiere tanta gracia como cuidar de infantes, a un niño con una condición especial, tener un trabajo a tiempo completo y un esposo malhumorado. Sin embargo, Dios puede sostenerla y hasta ir más allá de su necesidad. Él está ahí para darle lo que necesita, descanso y restauración mientras aparta tiempo para estar a solas con Él.

No importa en qué etapa de la vida se encuentre, el Señor está ahí para usted. Como madre que honra a su madre, como una madre que disfruta de sus hijos o como una que hace muchas cosas a la vez, nuestro Dios es más que capaz de proveerle de todo lo que necesita para hacer de este momento de su vida el más hermoso. Recuerde que Dios contesta las oraciones de las madres. 

La adoración que Dios aprueba

  •  ¿Le complacen a Dios todas las religiones?
  • ¿Cómo podemos saber cuál es la religión verdadera?
  • ¿Quiénes son los verdaderos siervos de Dios en nuestros días?
1. ¿Qué beneficios tendremos si adoramos a Dios como él quiere?
JEHOVÁ DIOS nos tiene mucho cariño. Por eso, pensando en nuestro bien, se ofrece a guiarnos. Si lo adoramos como él quiere, seremos felices y nos libraremos de muchos problemas en la vida. Además, tendremos su bendición y su ayuda (Isaías 48:17). Sin embargo, hay centenares de religiones. Aunque todas dicen que enseñan la verdad acerca de Dios, no están de acuerdo sobre quién es él ni sobre qué espera de nosotros.
2. ¿Cómo puede usted saber de qué manera se debe adorar a Jehová, y qué comparación podríamos poner?
¿Cómo puede usted saber de qué manera se debe adorar a Jehová? No hace falta que estudie y compare las creencias de todas las religiones. Solo tiene que aprender lo querealmente enseña la Biblia sobre la adoración verdadera. Pongamos una comparación. Como usted sabe, el dinero falso es un grave problema en muchos países. Pues bien, imagínese que recibe el encargo de separar los billetes falsos de los auténticos. ¿Cómo distinguirá unos de otros? ¿Aprendiéndose de memoria cada falsificación? En realidad, ¿no sería mucho más práctico estudiar cómo son los billetesauténticos? Cuando los conozca bien, podrá distinguir los falsos. Del mismo modo, es fácil reconocer las religiones falsas cuando aprendemos cómo debe ser la verdadera.
3. Según explicó Jesús, ¿qué debemos hacer para que Dios nos apruebe?
 
Es importante que adoremos a Jehová como él quiere. Muchas personas creen que todas las religiones complacen a Dios, pero eso no es lo que enseña la Biblia. Tampoco basta con afirmar que uno es cristiano, pues Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Por lo tanto, Dios únicamente nos aprobará si aprendemos lo que él nos pide y lo ponemos por obra. A los que no hacen la voluntad de Dios, Jesús los llamó “obradores del desafuero”, es decir, practicantes de la maldad (Mateo 7:21-23). La religión falsa es como el dinero falso: no tiene ningún valor. Y, lo que es peor, causa mucho daño.

4. ¿Qué representan los dos caminos que mencionó Jesús, y adónde lleva cada uno de ellos?
Jehová ofrece a todas las personas la oportunidad de tener vida eterna. Sin embargo, para que podamos vivir para siempre en el Paraíso, tenemos que adorarlo y comportarnos como él quiere. Por desgracia, muchos se niegan a hacerlo, y por eso Jesús dijo: “Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13, 14). Como vemos, la religión verdadera conduce a la vida, y la falsa a la destrucción. Ahora bien, Jehová no desea que ningún ser humano sea destruido, y por eso da a gente de todo el mundo la oportunidad de conocerlo (2 Pedro 3:9). En realidad, nuestra forma de adorar a Dios puede llevarnos a la vida o llevarnos a la muerte.

¿CÓMO PODEMOS SABER CUÁL ES LA RELIGIÓN VERDADERA?

5. ¿Cómo podemos saber quiénes practican la religión verdadera?
¿Cómo podemos encontrar “el camino que conduce a 
 
la vida”? Jesús indicó que sería fácil distinguir a quienes practican la religión verdadera si nos fijamos en la vida que llevan. Dijo lo siguiente: “Por sus frutos los reconocerán”, pues “todo árbol bueno produce fruto excelente” (Mateo 7:16, 17). En otras palabras, los que practican la religión verdadera se destacan tanto por sus creencias como por sus obras. Aunque son imperfectos y cometen errores, en conjunto procuran hacer la voluntad de Dios. Veamos seis características que nos permitirán reconocerlos.

6, 7. ¿Qué piensan los siervos de Dios acerca de la Biblia, y cómo dio Jesús el ejemplo en este asunto?
Los siervos de Dios basan sus enseñanzas en la Biblia.La propia Palabra de Dios dice: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre [o mujer] de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17). El apóstol Pablo escribió a sus hermanos cristianos: “Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13). Por lo tanto, las enseñanzas y prácticas de la religión verdadera no se basan en creencias ni tradiciones de hombres. Más bien, tienen su origen en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios.
Jesucristo dio el ejemplo, pues él también basó sus enseñanzas en la Palabra de Dios. En una oración a su Padre celestial dijo: “Tu palabra es la verdad” (Juan 17:17). Jesús creía en la Palabra de Dios, y todo lo que enseñaba estaba de acuerdo con las Escrituras. A menudo decía: “Está escrito”, y a continuación citaba un texto bíblico (Mateo 4:4,7, 10). Del mismo modo, los siervos de Dios de la actualidad no enseñan sus propias ideas. Más bien, creen que la Biblia es la Palabra de Dios y se basan firmemente en lo que esta dice.
8. ¿Qué forma parte de la adoración a Jehová?
 
Las personas que practican la religión verdadera adoran únicamente a Jehová y dan a conocer su nombre. Jesús enseñó: “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado” (Mateo 4:10). Así que los siervos de Dios adoran a Jehová, y a nadie más. De hecho, dar a conocer el nombre y las cualidades del Dios verdadero forma parte de su adoración. Salmo 83:18dice así: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. Jesús es el modelo que siguen al ayudar a la gente a conocer a Dios. Él mismo dirigió a su Padre estas palabras: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste del mundo” (Juan 17:6). Hoy, de igual forma, los verdaderos siervos de Dios enseñan al prójimo el nombre, los propósitos y las cualidades de Jehová.

9, 10. ¿De qué maneras se muestran amor los cristianos verdaderos?
Los siervos de Dios se aman de verdad, sin egoísmo. Jesús dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35). Los primeros cristianos se querían de esa manera. El amor de los siervos de Dios vence barreras raciales, sociales y nacionales, y los une inseparablemente en una verdadera hermandad (Colosenses 3:14). Los miembros de las religiones falsas no se tienen ese amor. Si lo tuvieran, no se matarían unos a otros por ser de distinta nación o raza. Los verdaderos cristianos no toman las armas para quitarles la vida a sus hermanos en la fe ni a ninguna otra persona. La Biblia enseña: “Los hijos de Dios y los hijos del Diablo se hacen evidentes por este hecho: Todo el que no se ocupa en la justicia no se origina de Dios, tampoco el que no ama a su hermano [...;] debemos tener amor unos para con otros; no como Caín, que se originó del inicuo [es decir, Satanás] y degolló a su hermano” (1 Juan 3:10-12; 4:20, 21).
10 Claro está, ese amor sincero impide matar al prójimo, 
 
pero implica mucho más. Los cristianos verdaderos emplean generosamente su tiempo, energías y posesiones para ayudarse y animarse unos a otros (Hebreos 10:24, 25). Se apoyan en los momentos difíciles y son honrados con los demás. De hecho, obedecen el consejo bíblico de hacer “lo que es bueno para con todos” (Gálatas 6:10).
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https://www.jw.org/es/publicaciones/libros/ense%C3%B1a/la-adoraci%C3%B3n-que-dios-aprueba/




lunes, 22 de agosto de 2016

¿QUÉ ES LA FE?


¿Cómo podemos definir la fe? ¿Es un sentimiento? ¿es un salto al vacío? ¿es un tranquilizante ante mis problemas? La reflexión de este mes se centrará en comprender un poco mejor qué es la fe para que sea una fe más madura, más solida, y así podamos avanzar más seguros hacia la meta última de nuestra vida.

LA CONFIANZA: UNA ACTITUD NATURAL

El mundo de hoy muchas veces cuestiona a las personas que tienen fe. Se les considera ingenuas, ilógicas, supersticiosas. Parecería que para tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo resulta difícil creer en algo o alguien sin poder verlo con los propios ojos y tocarlo con las propias manos.
Creer y confiar en la palabra de otra persona es, sin embargo, algo natural y cotidiano; ni siquiera el más convencido ateo podría considerarse un incrédulo absoluto, pues cada vez que adquiere un producto o un alimento confía en las personas que lo han elaborado. Tal vez no creerá en Dios, pero en lo cotidiano "creerá" en muchísimas cosas y personas sin estar constantemente analizando las razones para hacerlo. Por ejemplo, cuantas veces creemos, sin cuestionar, lo que dicen los noticieros, las películas o los diarios. Más aún, le creemos a las personas que amamos, o a quienes les reconocemos cierta autoridad, sin tener que estar verificando constantemente lo que nos dicen. Sería realmente imposible vivir si dudásemos de todo lo que se nos dice hasta que sea demostrado. El mundo, es un sentido, se paralizaría.
Para el ser humano natural creer y confiar y la fe cristiana, que implica un acto similar en cuanto es creencia y confianza, es una postura nartual, que no hace a los cristianos ni ingenuos, ni tontos, ni ilógicos. Sin embargo, resulta comprensible que para temas más trascendentes y misteriosos exijamos mayores razones, y está muy bien que sea así.

FE: DON DE DIOS Y ACTO HUMANO

La disposición natural de las personas para creer y confiar encuentra una seguridad y una certeza muy grande en la virtud teologal de la fe, porque es confiar en Dios, quien nunca nos falla ni nos abandona, que ni se engaña ni nos puede engañar.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que la fe es la adhesión personal del hombre a Dios que nos ha creado a su Imagen y Semejanza y, además, ha querido revelarse, darse a conocer. Dios «habla a los hombres como amigo, movido por su gran amor y mora con ellos para invitarlos a la comunión consigo y recibirlos en su compañía. La respuesta adecuada a esta invitación es la fe». Por la fe nosotros aceptamos a Dios que se revela, aceptamos su invitación a vivir con Él.
El Catecismo nos ilumina, además, dando dos características muy importantes de la fe.
  1. En primer lugar afirma que la fe es una gracia, un «don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por Él». Es un regalo que Dios nos da, manifestación inmensa de su amor. Dios no le niega nunca este regalo a quien lo busca sinceramente y lo pide con humildad.
  2. Por otro lado Dios respeta la libertad del hombre. La fe es también un acto humano, que depende de la libertad y la inteligencia del hombre que deposita su confianza en Dios y se adhiere a las verdades por Él reveladas.
Recordemos siempre, entonces, que como todo don divino, la iniciativa es de Dios. Él nos ama primero, y nos ofrece la gracia de la fe que ilumina nuestro entendimiento y voluntad. Como toda invitación, espera una respuesta. Esa respuesta al don de la fe es la aceptación libre, el asentimiento a las verdades y promesas por Él reveladas.
Esto nos lleva a una pregunta que probablemente nos hemos hecho alguna vez: ¿Y cuál es el motivo por el cual creemos? En el fondo, como enseña el Catecismo, creemos gracias a «la autoridad de Dios mismo que se revela y que no puede engañar ni engañarnos».
En el lenguaje familiar decimos que "creemos" en una persona, o le tenemos "fe". Solemos expresarnos de esta manera cuando manifestamos que podemos confiar en esa persona. Por lo general es así porque se ha ganado nuestra confianza, no ha demostrado que es fiable. Algo similar, pero a la vez infinitamente superior, podemos decir de Dios. Por fe creemos en Dios y le creemos a Dios con una certeza que nadie más que Él merece. La fe teologal es «más cierta que todo conocimiento humano porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir».
Además existen muchísimas razones para creer. Argumentos que nos ayudan a fortalecer y anunciar nuestra fe, como por ejemplo: Es impresionante como toda la Revelación de Dios a lo largo de la historia tiene un hilo y una coherencia maravillosos: Cada acontecimiento le van dando sentido a lo anterior; por otro lado las verdades de la fe se entrelazan unas con otras con una armonía muy misteriosa; los milagros han ido confirmando muchas de estas verdades de fe y son una ayuda ante nuestra poca fe; Tantos santos que ha tenida la Iglesia también son una garantía de que viviendo la fe se alcanza la felicidad, etc.

LA "PUERTA DE LA FE"

Las palabras del Papa Benedicto XVI con las cuales inicia la exhortación apostólica Porta Fidei, en la que convoca el Año de la fe, recuerdan un pasaje de los Hechos de los Apóstoles. San Pablo, luego de predicar el Evangelio en diversas ciudades, se detiene finalmente en Antioquía. A su llegada «reunieron a la Iglesia y se pusieron a contar con todo cuanto Dios había hechos juntamente con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe» (Hech 14,27). La fe, señala el Papa, es como una puerta que nos introduce en la vida de comunión con Dios y a la vez nos permite la entrada en la Iglesia.
La figura de la puerta nos habla de entrada, de inicio. Nos recuerda el ingreso a un nuevo tipo de vida, que además involucra todo nuestro ser. No cruzamos el umbral de la fe sólo con una comprensión teórica de las verdades, sino cuando escogemos la gracia de Dios y emprendemos un camino de conversión total, que se manifiesta con todas las dimensiones de nuestra vida. Se cruza este «umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma», y supone «emprender un camino que dura toda la vida». Es, en este sentido, una opción fundamental que alcanza toda nuestra existencia.
La fe es integral, es decir, debe iluminar nuestra mente, ser acogida en el corazón, y manifestada en las acciones de nuestra vida cotidiana. El Papa lo dice con mucha claridad: Tener fe en el Señor «no es un hecho que interesa sólo a nuestra inteligencia, el área del saber intelectual, sino que es un cambio que involucra la vida, la totalidad de nosotros mismos: sentimiento, corazón, inteligencia, voluntad, corporeidad, emociones, relaciones humanas».
La imagen de la puerta nos remite también a unas palabras del Señor Jesús sumamente iluminadoras: «En verdad, en verdad o digo: yo soy la puerta de las ovejas (...) si uno entra por mí, estará a salvo» (Jn 10,7.9).
Los cristianos conocemos de Dios lo que nos ha revelado Jesucristo: Que dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios verdadero en tres personas distintas, ese es el contenido esencial de nuestra fe. Por ello, creer en Dios es inseparable de creer en el Señor Jesús, que nos reconcilia y salva. Dios se revela a través de su Hijo y nos invita a la comunión, a vivir como verdaderos amigos suyos.
La puerta de la fe se abre ante nosotros para que podamos encontrarnos con Cristo, y seguirlo. Él es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6).

CAMINAR Y CRECER EN LA FE

Cruzar el umbral de la puerta de la fe, sin embargo, no basta. Como hemos visto, el don de la fe implica una respuesta continua para cultivar ese don, ya que sin la fe no crece, se va enfriando y va desapareciendo. La fe, como señala San Agustín, «se fortalece creyendo». La vida de oración, recurrir a los sacramentos como son la Confesión y la Eucaristía, estudiar los contenidos de la fe con el Catecismo, acudir a sacerdotes y personas con experiencia, visitar iglesias y santuarios, son medios a nuestro alcance para caminar y crecer en vida de fe. Pero por encima de todo ello necesitamos pedir al Señor el don de la fe, que nos ayude a fortalecerla y acrecentarla.
Una de las grandes riquezas y ayudas de la fe cristiana es que caminamos juntos como una sola familia. Ningún crisitano avanza solo por el sendero de la fe. Como miembros de la Iglesia, nos apoyamos unos a otros y recibimos de Ella las gracias y auxilios que necesitamos "hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo (Ef 4,13). Juntos nos vamos perfeccionando. Por eso cuando decimos "creo" estamos diciendo al mismo tiempo "creemos".
Esa dimensión comunitaria de nuestra fe nos llena de alegría y esperanza. Como dice el Catecismo:«yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros».
Por otro lado el cristiano «no puede pensar nunca que creer es un hecho privado». Lo más natural es compartir lo que creemos. Cuando tenemos algo valioso, algo que vale la pena, se lo decimos a todos nuestros familiares, amigos y conocidos. Así como el sol no puede dejar de iluminar, el que lleva la llama de Cristo no puede esconderla. Y no se trata de enseñar teoría, sino de presentarlo como quien presenta a un amigo: "Te presento a Jesús", para que otro pueda decir: "mucho gusto en conocerte".
«La fe, en efecto explicaba el Santo Padre, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo».

CITAS PARA LA ORACIÓN

  • Qué es la fe: Jn 9,36-38; Heb 11,1.
  • Pedir el don de la fe: Mc 9,23-24; Lc 17,5.
  • Fe y salvación: Mt 9,22; Mt 8,5-12.
  • Fortalecer nuestra fe: Mt 17,19-20; 1Pe 1,6-9, 2Pe, 1,1-11.
  • La fe se manifiesta en obras: Stgo 2,14-24

PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO

  1. ¿Qué es la fe?
  2. ¿Qué características tiene la fe?
  3. ¿Cómo es mi fe?
  4. ¿Qué puedo hacer para fortalecer mi fe?
los diez mandamientos explicados al hombre de hoy

Tablas de la ley

Yo soy el Señor tu Dios. La crisis del hombre moderno es crisis de Dios, eclipse de Dios, ignorancia de Dios, aversión a Dios. La esperanza de los hombres es decepcionada por estar la respuesta fuera de Dios. El hombre subordina su propia vida, su futuro, todo lo que posee de bueno, a otros “señores”. Larga sería la lista de todos los “falsos señoríos” propuestos por el espíritu del mundo opuesto al Espíritu de Dios.
 
No tendrás otro Dios fuera de mí. Los ídolos parecen disfrutar de una salud óptima, Dios parecería en cambio suscitar menos fascinación en el hombre moderno. Sin embargo se trata de “ídolos mudos”, que no pueden salvar el corazón del hombre en su más recóndita necesidad de amar y ser amado. ¡Cuántas imitaciones, cuántos falseamientos del verdadero rostro de Dios! Se hace la guerra en nombre de Dios, pero Dios es uno. Si es “uno” no puede estar en conflicto, en perenne conflicto entre generaciones y pueblos.
 
No tomarás el nombre de Dios en vano. De cuántas maneras de insulta a Dios, se blasfema, se altera su verdadera esencia. Es fácil usar el nombre de Dios, doblegándolo a las propias necesidades. Cuántos falsos profetas abusan de los demás, especialmente de los “débiles” en nombre de Dios. Cuántos creyentes se “autosalvan” dando a Dios el nombre “misericordia” olvidando que su nombre es también “verdad” y “justicia”.
 
Santificarás las fiestas. La fiesta, y por tanto el reposo del trabajo, es el espacio ofrecido a la intimidad con Dios. Es tiempo reservado al descubrimiento de uno mismo en relaciones de verdadera fraternidad con los demás. Asistimos a la desnaturalización de esta verdad: la fiesta no alimenta en el hombre la necesidad de Dios, más bien la olvida, haciéndose cada vez más sinónimo de consumismo, de placer, de adquisición y disfrute de los bienes materiales.
 
Honrarás a tu padre y a tu madre. Los hijos nacen de un padre y de una madre, no de donantes de esperma o de úteros prestados en insignia de una nueva ética social. ¡Cuántos hijos huérfanos de paternidad negada o rechazada incluso por las mismas legislaciones humanas! ¿Cómo podrán los hijos honrar a sus padres y a sus madres si estos permanecen “anónimos”? Quien honra al padre y a la madre respeta su propia historia, las memorias familiares que dan identidad social.
 
No matarás. Se puede matar de muchas maneras, no sólo con las armas: matan también la lengua, la ignorancia, el silencio. No matar es también defender la vida. Siempre, no sólo cuando se puede o conviene. La vida: en su inicio, en su desarrollo, en su final. La vida no debe ser mortificada. En tiempos de crisis no se pueden favorecer nuevos asesinos: los suicidios son a menudo hijos de una pobreza provocada o de un bienestar desenfrenado que desaparece de repente.
 
No cometerás actos impuros. Se cometen actos impuros también únicamente por emulación, por una cultura obsesiva que hace de la liberación del sexo uno de los mayores negocios comerciales, precisamente a partir de la devaluación de la dignidad del hombre y de la mujer. Hacer la prostitución más “decente” no la hace menos “explotación del cuerpo”; de lo contrario, tarde o temprano incluso la pedofilia será socialmente compatible con las “necesidades de la modernidad”. Es impuro no conservar la unidad entre cuerpo y espíritu, violentar el espíritu en nombre del bienestar corporal.
 
No robarás. El hurto es una intención mala que está dentro de nosotros. No se trata sólo de “no robar al hombre”, sino también de “no robar el hombre”, es decir, privarlo de su tiempo, de su dignidad, de su futuro, de justicia y de paz. Hay que educar para ser generosos de corazón, experimentando la economía del don, de la gratuidad. La raíz del “no robar” es también el poseer: se roba porque nunca se está satisfecho con lo que se tiene, invadido por el deseo de tener y de acumular.
 
No dirás falso testimonio. También el falso testimonio está dentro de nosotros como mentira, como ablandamiento de la verdad. Una actitud que se hace cultura, que se estabiliza en el hombre como simulación, ficción, verosimilitud de la realidad sustituida por la ficción. Estar de parte de la verdad, defenderla, es un acto de justicia y de amor a uno mismo y a los demás.
 
No desearás la mujer de otro. “La mujer de otro”. Parece un mandamiento al varón. Pero es, hoy, también “el hombre de otro”. La mujer, el hombre, no son una cosa que se desea, que pertenece a alguien como una “cosa”. Cuántos delitos pasionales, cuánta violencia doméstica, cuánta discriminación del género femenino responde a esta lógica deshumanizada.
 
No codiciarás los bienes ajenos. La envidia se encuentra en la base de este y del anterior mandamiento. Es el más “sociable de los vicios”. La modernidad ha exaltado la cultura de la envidia. En las sociedades civiles avanzadas, en Occidente, el presupuesto de la democracia es la igualdad: “yo debo tener los mismos derechos que los demás”. Pero esto no significa sufrir “el complejo de ser idénticos”, es decir, de poseer las mismas cosas que los demás, haciéndose esclavo de las cosas, o empobreciéndose, endeudándose, enfermándose por aquello que se envida y no se puede poseer.

ORAR ES PLATICAR CON DIOS


No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.









lunes, 15 de agosto de 2016

Gracias por la vida que tengo por bendecir a otros con lo mucho que recibo de ti,por el buen animo para trabajar,por las fuerzas que me das




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Por que como se dice Dios escucha a los que a él le claman, eso lo sabemos muy bien, es asi como hemos querido compartir estas imágenes cristianas de oraciones, obviamente si ustedes lo quieren van a poder descargar gratis, porque lo son.
En nuestro sitio nos ponemos muy felices al ver como miles de personas visitan nuestro, estamos seguro que es de mucha bendición, por eso y más nosotros tratamos de ser originales.
Todo esto con el fin que de puedan ser de mucha aceptación por todos ustedes, para que los demás que las miren también les guste, incluso puedan querer regresar para poder estar mirando nuestro contenido mas nuevo y fresco que estamos mostrando. Si te han gustado estas imagenes Cristianas con Oraciones puedes compartilas.